Con el nombre se ganan pocas cosas en el fútbol. Ninguna en el caso de Sudamérica. Los de Núñez sufrieron en su propia piel el elevado precio de verse favorito y olvidarse del trabajo.
Los 'millonarios' se comportaron como un equipo pequeño desde su salida al campo. Se limitaron a ver venir al rival, que en los primeros minutos parecía ser el único equipo que ya había salido de vestuarios.
A los cinco minutos, Wilstermann ya mandaba en el resultado. Zenteno adelantó a los locales de cabeza a la salida de un córner, uno de los muchos casi consecutivos que tuvieron los de Roberto Mosquera. Señal clara del dominio absoluto sobre el 'Millo'.
River comenzó a despertar y durante el primer tiempo mejoró su imagen, pero sin el premio del gol.
La segunda mitad dejó varias etapas. La definición marcó las diferencias, especialmente reflejadas en dos acciones concretas. Antes, en el minuto 51, Álvarez superó a Lux con otro testarazo y ponía en el precipicio a los argentinos.
Scocco y Machado decidieron ser villano y héroe en la recta final. El delantero 'millonario' falló una clarísima ocasión completamente solo ante la portería. Los de Gallardo mejoraron, comenzaron a dominar, pero su delantero no estuvo a la altura. Y eso se termina pagando.
Y así lo demostró Machado, autor de la segunda acción anteriormente mencionada. No necesitó ninguna clara ocasión para, de certero zapatazo, mandar el balón a la red pegadito al palo y llevar la locura a las gradas.
El Monumental decidirá la suerte de un River que llegó a pensar que la 'r' marcaría un gol, la 'i' crearía ocasiones, la 'v' robaría balones, la 'e' distribuiría juego y la 'r' les daría una buena ventaja. Pero el balón no entiende de nombres. Ni Bolivia de letras...