El delantero de 26 años pertenece a la misma quinta que Gylfi Sigurdsson y Birkir Bjarnason, dos de los jugadores más destacados de la Selección Islandesa, pero eligió un camino diferentes al de los futbolistas de Everton y Aston Villa.
De padres islandeses, Jóhannsson nació en Alabama (Estados Unidos) y empezó a jugar en la Academia IMG de Bradenton, para posteriormente marcharse al fútbol islandés durante su etapa juvenil y firmar su primer contrato profesional con el Ungmennafélagio Fjönir.
Su buen hacer en Islandia le llevó a ser contratado por el Aarhus de la Segunda de Dinamarca. Durante su estancia en el club de la península de Jutlandia, Aron, que ya había participado con la Sub 21 de Islandia, tuvo que elegir entre seguir con los europeos o inclinarse por los norteamericanos.
La doble nacionalidad le permitió poder elegir, y eso que nunca consideró que pudiese ser convocado por Estados Unidos. Pese a ello, reconoció que "sería muy difícil rechazar una llamada" de Jürgen Klinsmann, por aquel entonces, seleccionador del combinado estadounidense.
Sin embargo, al actual jugador del Werder Bremen le llegó antes la oportunidad de debutar con la Selección Islandesa. Fue convocado para jugar ante Chipre y Suiza en el camino al Mundial de Brasil 2014, pero se marchó de la convocatoria días más tarde por una lesión.
Ante esta nueva oportunidad, Estados Unidos anduvo rápido y realizó la llamada deseada por Jóhannsson. "Mis oportunidades de clasificar para un Mundial serán mucho mayores", vaticinó el delantero.
Y aunque su apuesta se cumplió en un principio, ya que debutó en la Copa del Mundo participando en el choque ante Ghana, sólo jugó unos minutos como suplente en el primer encuentro de los suyos. Sin duda, un premio menor viendo el rol que podría ocupar hoy en el conjunto islandés.
Ahora, el karma ha llamado a su puerta para recordarle sus palabras. Y es que el combinado europeo logró su billete para Rusia, mientras que los de Bruce Arena tendrán que seguir la cita por televisión.