El PSG acabó derrotado preso de sus propios errores en un partido que arrancó de forma inmejorable, pero que fue incapaz de sostener ante un Tottenham que creció con el paso de los minutos.
Los de Emery saltaron al terreno de juego con la presión muy alta y las ideas bastante claras. A la tercera ocasión clara llegó el tanto de Cavani. Contra de libro conducida por Rabio y definición letal del uruguayo, que no ha perdido el olfato en verano.
El Tottenham no las veía venir y el partido amenazaba con una de esas goleadas veraniegas de escándalo. Pero Eriksen no estaba por la labor, y unos minutos más tarde se inventó una parábola perfecta para empezar a amargarle la noche a Trapp, protagonista aciago del encuentro.
La bomba inteligente del danés se coló en la escuadra tras subir y bajar como un obús. Nada que reprocharle a un guardameta que instantes después le regalaba el 1-2 a los 'spurs'. Pase rocambolesco que estrelló en Dier para terminar recogiendo el balón en el fondo de la portería. Y el desastre no acabaría ahí...
Mientras, Pastore arregló el desaguisado de la primera parte con otro golazo imparable, esta vez para Lloris. Con el empate del argentino se acabó llegando al descanso.
El cambio de piezas casi no tuvo tiempo ni de asentarse, cuando Trapp se hizo un lío calamitoso para dejar con diez a su equipo. Salió a interceptar fuera del área un balón que podría haber detenido dentro, lo acabó controlando con la mano y, por si fuera poco, derribó después a Kane en la frontal. La roja estaba asegurada.
Ya con diez, el PSG se aferró a las contras para intentar aprovechar la velocidad de Jesé o Di Maria, pero apenas se contabilizaron un par de ellas. El Tottenham insistió y se llevó el premio en el tramo final. Un derechazo de Alderweireld y un penalti justito transformado por Kane remataron el marcador al equipo de Emery, que se vio desnudo frente al espejo. Neymar parece que no será suficiente...