El encuentro entre el Inter y el Bologna el pasado martes le valió al conjunto de Slaven Bilic para sopesar el fichaje de dos jugadores. El primero fue el de Adam Masina, el defensa de origen marroquí que llegó al primer plantel italiano en 2014 procedente de la cantera.
Su rendimiento le servió para colocarse en el radar de algunos equipos europeos como el Sevilla, que planeó su fichaje durante el mercado estival. Algo que finalmente no ocurrió.
El segundo fue Simone Verdi, compañero de vestuario de Masina. El centrocampista de 25 años tiene experiencia en equipos como Empoli o Mailand e, incluso, tuvo presencia en la Liga Española con el Eibar, durante la temporada 2015-16.
Ambos son fuertes candidatos a ocupar una plaza en el equipo que dirige Slaven Bilic que, de momento, ocupa la decimoséptima plaza con tan sólo una victoria.