El encuentro, declarado de Alto Riesgo por la Comisión Antiviolencia, ha contado con grandes medidas de seguridad que han impedido que se produzcan enfrentamientos entre seguidores, tal y como sucedió en otras etapas.
Muchos aficionados llegaron tarde al partido como consecuencia de las colas que se formaron a la entrada de las diferentes puertas motivados por los cacheos realizados por la Policía y los miembros de seguridad privada.
A pesar de que había ganas de derbi, las gradas del Rico Pérez no se llenaron. Apenas unos 11.000 espectadores, en parte por el precio de las entradas, ya que los abonados del Hércules tenían que pagar una entrada especial y los seguidores del Elche una localidad única al precio de 20 euros.
Esta decisión provocó que la Federación de Peñas del Elche suspendiera el viaje programado a Alicante como medida de protesta, por lo que de las mil entradas facilitadas por el Hércules únicamente se vendieron la mitad entre los seguidores del equipo ilicitano.
Los seguidores ilicitanos se ubicaron en el centro de la grada preferente alta del estadio, si bien en varias zonas del campo, sobre todo en la tribuna, aficionados de ambos equipos estuvieron mezclados sin que se produjeran incidentes.
A pesar de que no se llegó a la media entrada, la afluencia de aficionados resultó sensiblemente superior a la los partidos de Liga del Rico Pérez, donde la media de espectadores suele estar alrededor de los cinco mil.
Ambos equipos, máximos representantes del fútbol en la provincia de Alicante, volvían a enfrentarse en un partido oficial más de cuatro años después de su último partido en Liga y 19 años después de la anterior confrontación en la Copa del Rey, que se saldó con triunfo del equipo ilicitano.
Este duelo, primero a partido único, es el séptimo que disputan ambos equipos en la Copa del Rey, con dominio herculano hasta la fecha tras ganar cuatro de las eliminatorias, por dos del conjunto ilicitano.