La medular del PSG es, aunque parezca sorprendente, el eslabón más débil de esta cadena. Y es sorprendente, porque está formada por Verratti, Rabiot y Motta. Tres hombres que, qué duda cabe, cualquiera querría para su equipo.
Pero lo cierto es que Verratti no está rindiendo a su mejor nivel. Es posible que le esté pasado factura el convulso verano vivido, con tantos rumores y el tira y afloja con su club para fichar por el Barcelona.
Por otro lado, a Thiago Motta se le nota la edad. Está al borde de la retirada (se dice que colgará las botas al final de la temporada), y cada partido le pesa más que el anterior.
El tercero en discordia es un joven Adrien Rabiot que se ve superado ante la falta de apoyos. El centro del campo es una máquina en la que cuando una falla las otras sufren. Es lo que le sucede a Rabiot. Si Verratti y Motta no están al 100%, él no puede compesar sus fallos.
Esto se nota, sobre todo, a la hora de generar juego, pero también cuando toca defender. El centro del campo parisino no es contundente ni en defensa ni en ataque.
Y, pese a todo, logran sacar sus partidos goleando y concediendo un número mínimo de goles. Porque su defensa y su ataque son sobresalientes. Por eso no extrañará a nadie si en enero el PSG se lanza como loco a por un mediocentro de garantías.