"No pensaba quedarme con Cristiano, pero al verlo decidí que nunca lo soltaría"

Cientos de goles después, con cuatro balones de oro en el zurrón e instalado desde hace varios años como uno de los dos mejores jugadores del mundo, hay un hombre en Bélgica que sigue esbozando una sonrisa con cada tanto de Cristiano Ronaldo. Un entrenador que tardó minutos en darse cuenta de la valía del madridista.

Laszlo Bölöni es hoy en día entrenador del Royal Amberes, un humilde equipo belga. Tiempo atrás fue uno de los futbolistas de aquel Steaua de Bucarest que ganó la Champions en 1986, sin olvidar los 108 encuentros que disputó con la Selección Rumana.

Bölöni era el técnico del Sporting de Lisboa cuando un pipiolo Cristiano Ronaldo quería hacerse hombre a pasos agigantados. "Lo vi una sola vez, en un partido amistosos entre los Sub 16 y los Sub 18 del club, y decidí que en cuanto pudiese lo traería cerca de mí", recuerda el rumano.

Entonces, una convocatoria de Portugal permitió a Bölöni llamar al astro luso, aunque sus intenciones eran bien distintas a lo que sucedió después: "Convoqué a ese chico de 16 años, pero no pensaba en quedarme con él definitivamente. Sin embargo, cuando vi el primer entrenamiento, decidí que ya nunca lo soltaría".

De hecho, el director técnico del Sporting recordó a Bölöni que Cristiano no podía jugar con el primer equipo, pero al técnico le daba igual. Quería que se entrenase y que únicamente jugase los amistosos.

El actual entrenador del Royal Amberes no sólo apostó por el jugador del Madrid, sino que también encontró rápidamente su posición sobre el campo. "Jugaba de delantero, pero yo lo eché a la banda. Para mi gran satisfacción, Ferguson hizo lo mismo cuando llegó al United", recordó.

De aquel Cristiano al actual han cambiado decenas de cosas, sobre todo en cuanto a su físico. Bölöni decidió prepararle "un programa especial de musculación y explosividad para resistir a los contactos" y Cristiano comprendió "que lo importante no era sólo la técnica que los portugueses adoran".

El preparador rumano enseñó también a Cristiano a "no dar simplemente espectáculo", ya que "la eficacia debe anteponerse pese a todas sus cualidades". La intención, que Bölöni considera que surtió efecto, fue la de "enseñarle un juego mucho más eficaz que el regate".

Con toda esta historia detrás, es evidante que Bölöni prefiera a Cristiano antes que a Messi. "No puedo ser objetivo al 100%. Mi corazón me empuja naturalmente hacia Ronaldo, pero tengo el máximo respeto por Messi", indicó un Bölöni al que Cristiano le debe algunas pepitas de sus balones de oro.