Si algo ha sido el Barcelona de Valverde desde que empezó la Liga es solvente. No ha mostrado su mejor juego, pero ha sido capaz de sacar adelante todos los partidos que ha disputado desde el batacazo de la Supercopa.
Con un Messi primoroso eso sí. 11 goles y 8 remates a los palos son números divinos para el mejor futbolista de este inicio de temporada. Con él, el Barça no conoce la derrota.
Salió vivo del Wanda Metropolitano, donde curiosamente mostró su mejor fútbol. Minutos de mucha calidad y lucidez, en la primera parte con Iniesta y la segunda con un Messi portentoso.
Hasta Simeone reconoció el segundo acto del argentino. Si no marcó fue porque Oblak y el palo se lo impidieron. Pero estaba Suárez, que no es el de antes, pero le basta con el rebufo de los grandes jugadores.
La maquinaria de Valverde se va engrasando, aunque cuando mejor funcionó peor le fue en resultado. Si bien el rival y el escenario exigían una versión mejor del Barcelona para puntuar. Llegó, pero sólo regaló un empate.
Suficiente con la calculadora en la cabeza, pero algo preocupante que con su mejor versión del curso no se pudiera sacar el partido adelante. La próxima prueba de nivel, en San Mamés.