Ver a Messi en el banquillo o en la grada de un partido de Champions es algo tan inusual como ver nieve en verano. De hecho, el argentino no repetía dos partidos fuera del equipo titular en Champions desde 2006, cuando ya irrumpía en el fútbol mundial a las órdenes de Rijkaard.
Desde entonces, nunca estuvo dos partidos seguidos sin jugar en la Champions por decisión técnica. Valverde le quiere fresco y no piensa desgastarle en partidos sin valor real como el del Sporting de Lisboa. El Barcelona tiene todo resulto y no podría permitirse una lesión en un duelo tan intrascendente.
Como Cristiano la temporada pasada, Valverde ha logrado frenar las ganas de jugar de Messi, que ha aceptado el descanso para poder llegar en mejor forma al tramo decisivo de la temporada y al Mundial que se viene en 2018.