El City saltó a The Hawthorns irreconocible. El once de Guardiola era algo más que poco habitual. Para empezar, Bravo ocupó la meta, Touré volvía a jugar, y la delantera la formaron Sané, Sterling y Gabriel Jesús en punta.
Enfrente, un valiente West Bronwich Albion, que plantó cara pero que tuvo que hincar la rodilla ante el ímpetu de este City 'B'. Y eso que buscaron las cosquillas a su rival por su punto más débil: la banda izquierda.
Ahí estaba Delph, ayudado por Gündogan, recién salido de una larguísima lesión. Por delante de ambos, Sané, más atacante que defensor. Y a su lado, un Mangala poco fiable.
Percutieron los 'baggies' por esa banda, pero no tuvieron éxito. Sí lo tuvo Leroy Sané, quien batió a Foster a los tres minutos de juego, cambiando radicalmente el escenario.
Y volvió a cambiar cuando a la hora de partido Ilkai Gündogan abandonaba el partido de nuevo lesionado. Ciertamente, un drama, un calvario lo que persigue al futbolista turcoalemán.
Entró en su lugar Kyle Walker, y el City se reordenó: Danilo volvió a su banda, Stones se fue a la derecha y Delph y Mangala se quedaron como centrales. Todo en orden, pero el City encajó el gol del empate a balón parado entonces.
Yacob remató un córner e igualó la contienda, poniendo en alerta a Guardiola. Pero el susto quedó en nada. Leroy Sané reapareció de nuevo para dar una alegría a los suyos y marcar el 1-2 definitivo que permite a los 'citizens' seguir vivos en la EFL Cup.