El barcelonismo empieza a cansarse de Robert Fernández y su falta de capacidad para concretar los fichajes que necesita Valverde. Una y otra vez, el director deportivo azulgrana se ha ido topando con muros insalvables que le han obligado a apostar por terceras y cuartas opciones.
Ya le pasó la pasada temporada, la primera en la que estuvo en el cargo. Alcácer, André Gomes, Digne... apenas Umtiti le salvó la papelete. Para esta, la exigencia era mayor tras los fracasos en Liga y Champions. Tocaba ir a por nombres de primer nivel. El Barça se lanzó alegremente a por Verratti y Bellerín, pero acabaron perdiendo a Neymar y fichando a Semedo a precio de oro.
Por el camino, se le estancó lo de Paulinho, incapaz de tratar con el Guangzhou el fichaje del centrocampista brasileño. Tras el palo de Neymar, Coutinho y Dembélé irrumpieron en el horizonte azulgrana. Pero no hay manera de cerrar ambos fichajes.
Liverpool y Borussia Dortmund tienen la sarten por el mango y Robert no encuentra soluciones. El nombre de Seri ha vuelto a salir a la luz, pero el centrocampista del Niza no es una prioridad a día de hoy.
Ahora, el director deportivo azulgrana es preso de la falta de previsión y de la incapacidad a la hora de trabajar con antelación. No resolver la llegada de los sustitutos de Neymar antes de su venta era perder el factor sorpresa. Ahora, con 222 millones en el banco a sabiendas de todo el mundo, el valor de los jugadores sube si el que pregunta es el Barça.
De ahí que sean muchos los que apuntan directamente a Robert, y por ende a Bartomeu. Laporta espera con paciencia su momento de asaltar el trono de la presidencia azulgrana. Y a vista de los últimos acontecimientos, los actuales dirigentes se lo están sirviendo en bandeja de plata.