Córner a favor del Dinamo. Lo bota Morozyuk, pero la zaga del Shakhtar lo despeja. El esférico le cae a Shepelev, y éste se lo va a retrasar a su portero, pero le da mal y comienza el horror.
Un gol metía al Dinamo en la pelea de nuevo, un tanto en contra sentenciaba la Supercopa. Galopada al ataque del Shakhtar, el gol parecía hecho.
Pero Rudko corrió más, y cortó el balón antes de que llegase a controlarla el rival. Su hazaña no terminó ahí, porque sin pretenderlo, se la pasó a otro jugador del Shakhtar.
Tenía dos opciones, correr hacia su arco, o ir a por el rival. Optó por lo segundo, tras ver que ya tenía por detrás a dos compañeros. Una locura, pero que salvó a su equipo, porque, de nuevo, robó el esférico.
Carrera, ahora sí, hacia su arco y gritos de rabia. Había tiempo para lograr una gesta, pero no con esos errores infantiles.
Al final de nada sirvió. El Dinamo no fue capaz de marcar y el Shakhtar se proclamó campeón de la Supercopa de Ucrania por dos goles a cero.