Montella está pagando una planificación más efectista que efectiva. Se anunciaron incorporaciones estelares, pero las carencias se mantienen, si no se han incrementado. El Sevilla es un equipo con calidad, pero frágil y envejecido, y lo que es peor: es un equipo sin identidad.
Precisamente identidad es lo que Abelardo ha devuelto al 'Glorioso'. El ex entrenador del Sporting ha arremolinado a sus jugadores bajo una premisa tan antigua como el propio fútbol: todos juntos, todos a morder, optimizar ocasiones y no conceder un metro. El nuevo Alavés desnudó al Sevilla.
Y pese a que los recursos del conjunto vasco son limitados y el plan es claro, a ratos gobernó el encuentro y sometió a un Sevilla en el que sólo lucen Navas y Nolito, futbolistas alejados de su mejor nivel y su mejor edad.
Un equipo desnortado
Sin N'Zonzi, Pizarro perdió la brújula del centro del campo del Sevilla y esto lo aprovechó el Alavés. La primera parte fue de tanteo, pero los de Abelardo mostraron más colmillo. La defensa del Sevilla entraba en pánico cada vez que un rival se acercaba por tres cuartos.
Detectados los problemas, Munir y Guidetti permutaron posiciones y aumentaron su espectro en el campo y el Sevilla no supo qué hacer. Los centrales se quedaron sin referencias y apareció Manu García para convertir la efecto sorpresa en un golazo. Kjaer y Lenglet no se enteraron de la película.
El orgullo de Nolito y poco más
El Sevilla se colgó a lomos de Nolito, quien al menos le puso corazón y orgullo. Insuficiente para un Sevilla de Champions al que se le presuponen más recursos. El plan de Montella fue ordenar subidas de sus laterales. Infructuosas, pues Pacheco apenas tuvo trabajo.
Con este triunfo, el Alavés sale de puestos de descenso al colocarse con 18 puntos. El Sevilla se queda sexto con 29, pero no recupera la quinta plaza que ahora es del Villarreal. En Vitoria le han dicho adiós a la depresión; ahora ha echado raíces en Nervión.