Moscú no es la ciudad más idónea para imaginar una convivencia de brasileños. Pero ahí están los pupilos de Tite haciendo de tripas corazón por la ausencia de sol. Y evidenciando un buen rollo que hacía días que no se veía.
Porque los brasileños han tenido enfrentamientos a cara de perro últimamente, momentos duros que afrontar con sus respectivos equipos. Ahí queda el reciente duelo entre Paulinho y Willian en la Champions, como lo fue también de Casemiro ante Marquinhos y Thiago Silva en el Parque de los Príncipes.
También en clave continental se pudo ver un duelo entre Ismaily y Allison en el Shakthar-Roma.
Y, por supuesto, siempre están sobre la mesa los Barça-Madrid.
Pero Brasil tiene un pegamento especial que hace que sus pupilos olviden todo cuando el verde y el amarillo los une.