Cristiano Ronaldo reapareció para recordarle al Madrid y al mundo entero lo importante que es su figura. En un nuevo partido espeso del Madrid, en el que pecó de velocidad en fase ofensiva, el portugués desatascó a los suyos con dos goles y una sensación de peligro constante. Con Cristiano, el Madrid sabe ganar con varias marchas menos.
Porque en poco se diferenció el choque ante el Apoel con el que los blancos empataron ante el Levante. Un rival encerrado, que esperaba sus remotas opciones a la contra, ante un Madrid que inició el choque con Kovacic, Casemiro y Modric en el centro del campo; con Isco, Bale y Cristiano como hombres llamados al gol.
12 minutos fue lo que tardó Cristiano en poner las cosas en su sitio. Bale se dejó caer por la banda izquierda, esa en la que casi tiene prohibido estar desde que llegó al Madrid. Pero ahí el galés no tiene que tirar de recortes y de movimientos sobre sí mismo. Bale sólo puso el turbo, levantó la cabeza y le dio el balón en bandeja a Cristiano, que la cruzó ante la salida de Waterman.
El tanto dejó paso al Madrid impreciso y gripado. Jugó con un Apoel asustadizo que fue al Bernabéu sólo a no recibir un saco. Con esas, sólo Cristiano amenazó el arco rival con acciones desde fuera del área. Poco, muy poco bagaje para un Madrid que se fue al descanso con un pírrico 1-0.
Más velocidad, un penalti que no fue y el orgullo de Ramos
Algo debió de hacer Zidane porque sus chicos salieron con otras intenciones de vestuarios. Casi sin tiempo para asentarse, Cristiano remató un balón contra el larguero que botó cerca de la línea de gol. El portugués reclamó con insistencia, pero la pelota nunca llegó a entrar completa.
Como tampoco debió darse validez al penalti señalado por unas supuestas manos de Roberto Lago en el 51. El colegiado se equivocó y mandó a Cristiano a los 11 metros. Y ahí, el portugués no suele decepcionar. No lo hizo tampoco esta vez, poniendo su doblete y acelerando la renta blanca.
10 minutos después, Ramos tiró de garra para arrancar un balón de los pies de su rival en el centro del campo y lanzarse al ataque. 'Aparcó' el central en el área del Apoel y se movió con astucia para buscar un rechace que remachó a la red con una chilena escasa de fuerza, pero efectiva.
Desde ahí, el Madrid se limitó a juguetear con un Apoel sin físico y perdido por el Bernabéu. Se anuló un tanto legal a Cristiano y hubo tiempo para escuchar una nueva pitada a Bale, que volvió a ser un jugador del montón. Todo lo contrario que Cristiano, con el que el Madrid tiene un seguro de vida.