A Harvey Esajas le tocó la lotería el 12 de enero de 2005. Ese día se puso la 'rossonera' del AC Milan tras varios meses de esfuerzo y tesón. No mucho antes limpiaba platos e incluso trabajaba en un circo.
Aunque nació en Amsterdam, las raíces de Esajas hay que encontrarlas en el Surinam, colonia holandesa de donde proceden mitos como Kluivert, Davids o Seedorf. Precisamente con este último entabló una muy buena amistad en el Ajax.
Pese a sus condiciones atléticas (1,85 metros de altura y corpulento como una torre románica), el que fuera defensa nunca llegó a debutar con los 'ajacied' y fichó por el Feyenoord. En un amistoso con su nuevo equipo viviría un episodio que le marcó, y no precisamente para bien: le rompió la mandíbula a un rival y fue suspendido con varios partidos.
Tampoco triunfó en Rotterdam, en donde jugó apenas nueve partidos y anotó un gol... casualmente al Ajax, su ex equipo. No encontró su sitio en la primera plantilla del Feyenoord y sobrepasada la veintena deambuló por el Groningen y varios clubes de Segunda División Holandesa.
Esajas siguió sin ofrecer su mejor versión y sin contar con minutos, por lo que hizo las maletas y se marchó a España. Jugó en el Zamora y en el Móstoles. No destacó en exceso, aunque llegó a disputar 30 partidos en Segunda B. Nuevamente le volvió a golpear el gafe: se partió el tendón de Aquiles.
Quien fuera un juvenil de uno de los mejores clubes de la historia tuvo que buscarse la vida como cualquier ciudadano de a pie. Se dedicó a fregar platos en las afueras de Madrid e incluso aseguran que llegó a trabajar en un circo. Para entonces, ya en el 99, el fútbol había pasado a un segundo plano y se dejó llevar: el bueno de Harvey engordó más allá de los 100 kilos.
13 de junio de 2018
El valor de la amistad
Un jugador que conocía bien a Esajas y que se intercambió su camiseta con él en el citado derbi holandés le hizo una llamada. "Vente al Madrid", le vino a decir Clarence Seedorf. Se puso las pilas, mejoró su físico y empezó a jugar en las inferiores del club blanco. Tenía 24 horas, futuro por delante... y Seedorf se marchó al Inter. Circula la teoría de que fue el propio Seedorf quien le costeó a su amigo Esajas su corta etapa en el Madrid. Fue el legendario centrocampista... y se acabó.
Estando en el Inter, Seedorf le consiguió pruebas en el Torino y la Fiorentina, pero Esajas fue rechazado. Su precaria forma física, sus anteriores lesiones y su evidente exceso de peso no encontraron acomodo en el exigente Calcio italiano.
Pero Seedorf no paró hasta que logró, estando ya el internacional holandés en el AC Milan, colocar a Esajas en San Siro. Firmó por un año y no se convirtió en jugador de la primera plantilla, pero sí formó parte del Primavera, el filial del Milan.
Esajas perdió casi 20 kilos, se lo tomó en serio y, ya en la treintena, debutó en el Milan de su su amigo Seedorf, Shevchenko, Kaká, Pirlo, Maldini, Cafú, Nesta... Toda una constelación de estrellas, el mejor club del planeta por entonces. El técnico Carlo Ancelotti le quiso dar un premio y, tras varias convocatorias, jugó en Coppa.
El holandés sustituyó a Ambrosini y disputó los últimos minutos del Milan-Palermo que acabaría 2-0. Aun a pesar de su oronda figura, casi da una asistencia de gol a Tomasson y remató un córner. Se puso la camiseta con el '30', su edad.
Ancelotti le premió
"Lleva un año trabajando con una dedicación absoluta y merece un premio. Hay que felicitar al chico por su fuerza de voluntad", dijo Ancelotti tras el partido. Llegó a viajar a Estambul como parte de la expedición de la final de la Champions (la que remontó el Liverpool para desgracia milanista). Terminó su periplo en Serie A y colgó las botas deambulando por la Tercera División Holandesa.
"Si me tuviese que describir, lo haría diciendo que soy un hombre que hizo posible lo imposible", comentó Esajas recordando su extemporáneo debut con el Milan. Difícil no asentir cuando no muchos años antes trabajó en un circo y fregando platos.