Un empate sin goles que estuvo marcado por la agresividad de ambos conjuntos, que se centraron más en quitar la pelota que en ponerla dentro de la portería rival.
Todo un encuentro escaso de lanzamientos entre los tres palos. Únicamente hubo cuatro y fueron realizados por parte del bando local, el Olympiakos.
Hay que destacar que la ocasión más clara estuvo en manos de los helenos en un disparo de Sebá que fue atrapado por el guardameta lituano Zydrunas Karcemarkas.
La persona que tuvo más trabajo no fue un jugador, sino el colegiado francés que arbitró dicho duelo, Ruddy Buquett: sacó hasta nueve arjetas (ocho amarillas y una roja).