El Dépor es un quiero pero no puedo. Quiero ganar y jugar bien, pero no puedo. Las circunstancias hoy no han sido propicias para el cuadro gallego, pese a haber sido hasta superior a su rival en muchos momentos.
Salió al partido el Dépor con ganas. Con ganas de agradar y con ganas de ganar. Los de Cristóbal Parralo le imprimieron un ritmo endiablado al encuentro en los primeros compases, y rondaron el gol en más de una ocasión.
Celso Borges fue el que más lo intentó. Desde fuera del área, con la cabeza... Lo remataba todo, pero sin el acierto necesario para convertir las ocasiones en gol.
Tregua tras casi media hora sin descanso
Tanto ímpetu le terminó pasando factura al Dépor, que tuvo que bajar el pistón a la media hora de partido, y eso permitió al Valencia respirar y comenzar a jugar.
Aparcó el Valencia el juego directo y pasó al asociativo. A mover el balón para marear al rival. Gonçalo Guedes hoy estaba especialmente inspirado, y fue el generador de peligro en el Valencia.
Lo intentó, como Borges, siempre que pudo. Primero, con una rosca endiablada que buscaba la escuadra, pero que se topó con la manopla de Rubén, impecable hasta el momento.
Guedes también lo intentó con un derechazo durísimo desde la frontal, pero no vio puerta y se le fue alto. A la tercera, sin embargo, fue la vencida.
Primer mazazo al Dépor
Robó un balón el Valencia, contragolpeó y Rodrigo asistió para que Guedes rematase desde la esquina del área. No fue su mejor chut, pero en esta ocasión contó con la inestimable colaboración del portero rival.
Porque Rubén, autor de un paradón minutos antes, protagonizó el error de la jornada. No acertó a tapar el disparo, puso las manos blandas y no colocó la rodilla tras ellas al agacharse a atrapar el balón.
El resultado: el esférico se le coló entre las piernas y subió al marcador el primer gol del Valencia. Fue el primer error de los gallegos, y pagaron el precio más alto posible.
'Déjà vu' en Riazor
Hasta el descanso no pasó demasiado, y tras éste, más de lo mismo. Un Dépor buscando el gol, un Valencia esperando sus ocasiones a la contra. Las ocasiones de los blanquiazules se volvieron a suceder, y, de nuevo, marcó el Valencia.
Fue en el minuto 64, cuando Albentosa se durmió en los laureles. Le robó la cartera Santi Mina, el Valencia combinó con velocidad para volver a la frontal, y Rodrigo remató desde ahí.
El esférico esta vez pegó en Mosquera, cambió la trayectoria y se convirtió en imparable para Rubén. Otra vez por un error puntual marcaba el rival. La tónica habitual para un Dépor que, como hemos dicho, quiere pero no puede.
El Dépor, sin nada que perder y mucho que ganar
Parralo se lanzó al ataque, y deshizo su 'trivote' para dar entrada a jugadores ofensivo. La jugada le salió bien, quizá más por orgullo que por acierto a la hora de hacer los cambios.
El Dépor, espoleado por el 'runrrún' y los ocasionales silbidos que se escuchaban desde las gradas, se lanzó con todo a por el gol del honor. El Valencia, bien plantado, lo evitó, casi hasta el final.
En el minuto 88 Florin Andone se aprovechó del único error de marca vivido en todo el partido, y remató una segunda jugada de cabeza a puerta vacía para recortar distancias.
El tanto del rumano convirtió al Valencia en un manojo de nervios. El cuadro visitante se encerró en su área, el Dépor se fue al ataque, y Adrián tuvo en sus botas el empate, aprovechándose de la pasividad defensiva de Zaza, quien se quedó reclamando fuera de juego, pero su tiro, a un metro del área pequeña, se fue a las nubes.
No hubo tiempo para más. Ni en el último córner, al que subió Rubén, quien sabe si intentando buscar la redención por su error injustificable en el primer gol, el Dépor encontró el premio del empate.
Un empate que hubiera sido justo, si obviamos los errores puntuales de uno y otro equipo. Pero el fútbol no entiende de justicia, y sí de oportunismo y pillería. Y aunque el Valencia no alardeó ni de lo uno ni de lo otro, su mayor consistencia y eficacia le permitió salir triunfador de Riazor.