Zidane logró lo que pocos entrenadores han conseguido en verano, frenar las ansias de Florentino por fichar una megaestrella. El francés apostó por dar continuidad a una plantilla que lo había ganado prácticamente todo. Liberó espacio en el vestuario con los dos casos que no soportarían más suplencias, James y Morata, y decidió apostar por retoques de la casa e incorporaciones de perfiles similares a los de Asensio, Isco o Lucas Vázquez que tanto rédito le habían dado.
Así, llegaron Achraf, Vallejo, Theo Hernández, Ceballos, Marcos Llorente y Borja Mayoral. Ninguno con el caché suficiente para amenazar la titularidad de los flamantes campeones de Europa, pero la mayoría con potencial suficiente para jugar en todo un Real Madrid. El reparto de minutos de la temporada anterior fue un motivo de peso para convencer a jugadores como Theo o Dani Ceballos, pretendidos por otros grandes de España.
Los resultados han sido bastante contradictorios hasta ahora. Niguno de los fichajes ha superado los 350 minutos en Liga, lo que ha obligado a agotar bien pronto las reservas de los 13-14 habituales y ha frenado en seco la proyección de estos jóvenes talentos. Achraf, que llegó al primer equipo casi sin hacer ruido, ha sido el más utilizado por el francés en Liga (336 minutos repartidos en 4 encuentros). En gran medida, por los problemas de salud de Carvajal, si no estaría al nivel de sus compañeros.
Theo Hernández (297 minutos en 5 encuentros de Liga), Vallejo (270 en 3) o Marcos Llorente (238 en 6) le siguen en orden de minutos sobre el terreno de juego durante el campeonato nacional de Liga. Mayoral y Ceballos son los menos utilizados. El delantero apenas ha tenido 117 minutos de Liga en 8 partidos, mientras que el ex del Betis se ha quedado sólo con 186 en 6 duelos.
Números que reflejan la escandalosa falta de confianza que tiene Zidane en sus propios fichajes, los hombres por los que apostó en verano. Con Asensio ya vivió un caso parecido el pasado curso, pero el balear gozaba de más oportunidades pese a desaparecer de las convocatorias durante algunos meses. El francés tiene una papeleta con sus fichajes, y necesitará de ellos si quiere recuperar la senda en Liga y tener opciones en Copa o Champions. El pasado curso, el banquillo le salvó la Liga y le permitió oxigenar en la Champions, pero este curso esa teoría se le ha ido al traste por la clamorosa falta de confianza que tiene en las seis incorporaciones del verano.