Con apenas 20 primaveras, el delantero debutó con toda una Juve en la Serie A y la Champions League, aunque de forma testimonial (dos partidos y uno, respectvamente).
Dos años más tarde, se destapó en el Pescara, logrando 28 goles en 37 partidos en la Serie B. Sus números le permitieron tener una oportunidad en la élite y firmó con el Genoa. Acabó la temporada con cinco goles en 33 partidos.
El Torino, pese a que sus registros no fueron muy destacados, confió en Immobile y este respondió a la perfección: 22 goles en 33 encuentros en la Serie A que le llevaron a ser convocado por Italia. De Turín puso rumbo a Alemania, donde viviría su primer gran fracaso.
Pese a llegar a un equipo del nivel del Borussia Dortmund, no supo sacarse partido en el fútbol germano. Sólo se salvó en Champions, donde jugó seis partidos y marcó cuatro goles, pero sus datos en la Bundesliga dejaron mucho que desear: nueve titularidades en 24 partidos y tres goles.
El Sevilla hizo oídos sordos a su mal curso y decidió darle los galones de la delantera andaluza. El resultado no fue mejor y, tras jugar solo ocho encuentros (cuatro desde el inicio) y anotar dos goles en LaLiga, regresó al Torino en invierno.
La Lazio, la pasada temporada, le dio una nueva oportunidad e Immobile lo agradeció con dos años a un enorme nivel. Su primera experiencia en Roma se saldó con 26 tantos oficiales en 41 duelos.
En la presente campaña, ha logrado estar a la altura de Messi a la hora de liderar tanto el 'Capocannonieri' (24 goles) como la tabla de mayores asistentes de la Serie A (8, empatado con su compañero Luis Alberto), viviendo el mejor momento de su carrera en el Olímpico.