Sobre el césped de Wembley hubo un futbolista superlativo, que llega al Mundial con ganas de ser protagonista y que pretende incendiar el próximo mercado de fichajes si decide abandonar el Chelsea. El equipo de Conte no estaba para tirar cohetes, pero cuando la pelota pasaba por los pies de Eden, el campo se iluminaba. Se multiplicaban las opciones, se paraba o se alargaba el tiempo, en función de la necesidad.
Un talento a la altura de un prestigio que se ha labrado durante años y que parecía estancarse. Su final de temporada evidencia lo contrario, aunque puede que su futuro ande ya lejos de Londres.
Por si acaso, le regaló a los suyos una nueva corona. Si la FA Cup cayó en manos del Chelsea fue porque Hazard así lo quiso. Y para qué engañarnos, porque Courtois también tuvo algo que decir cuando las baterías aéreas de Mourinho metieron a los 'blues' en su área.
Dos belgas se bastaron para acabar con el millonario proyecto de Mourinho, que acabó con los billetes mojados y en blanco. Ni Alexis, ni Lukaku, ni siquiera Pogba, algo más entonado en esta final. Ninguno encontró soluciones, hasta el punto de que el equipo añoró a Fellaini para el rescate final.
No llegó porque Courtois anduvo fino y porque Rashford y Lingard no encontraron huecos entre la maraña defensiva que planteó Conte. Protegidos atrás y libertad para Hazard con el apoyo de Giroud arriba. Morata fue otra vez condenado al banquillo y veremos si a ver el Mundial desde su casa.
El plan salió a la perfección. La defensa del United es la línea más irregular de largo y Jones picó en una llegada de Hazard hasta el punto de hacerle penalti. Con sangre fría superó a De Gea, que copó su parte de protagonismo salvando a su equipo en la segunda parte en un buen remate de Marcos Alonso.
El 1-0 cambió el partido y obligó a dar un paso al frente a un equipo con más pegada que ideas. Hacía más falta lo segundo y Pogba se intentó poner el traje de superhéroe. Le quedaba pequeño. El diseño tenía la talla de un futbolista pequeñín 'blue' que supo contemporizar cuando más lo necesitó su equipo.
Hazard fue repartiendo bombonas de oxígeno por todo el campo y mantuvo a flote a su equipo ante las acometidas, más salvajes que planeadas de los de Mourinho. La entrada de Lukaku y Martial hizo algo de efecto, pero el muro 'blue' aguantó bien.
La carta de Mata llegó tarde y en un cabezazo de Matic murieron las esperanzas 'devils' de celebrar algo este año. El partido murió en el área de De Gea y Conte estalló con un pitido final que puede no salvarle de la soga, pero sí le da esa batalla moral ante un Mourinho resignado. Fichó de todo, pero el bueno sigue siendo Hazard.