Arrancó el encuentro con un plantillazo de Vardy a Dani Alves desproporcionado, toda una declaración de intenciones del combinado local para recibir al visitante.
Aún así, Brasil no perdió la sonrisa y su fútbol alegre tomó Wembley. La 'Canarinha' movía el balón con adornos y fluidez ante la rigurosidad táctica y física de Inglaterra.
Merced de los minutos y la posesión 'verdeamarelha', la Selección Inglesa asumió su inferioridad y esperó su oportunidad al contragolpe.
El monólogo brasileño sufría el tedioso ritmo que trataba de imprimirle el combinado inglés al partido y se llegó al descanso en punto muerto.
Sin embargo, el segundo tiempo arrancó con más brío. Inglaterra dio un paso adelante y Brasil aceptó el baile, confiando en la velocidad de sus puntas para el correcalles.
La tuvo Coutinho en la reanudación, pero el delantero del Liverpool no pudo superar a un inconmensurable Hart.
De nuevo, la superioridad de Brasil se imponía en Wembley y, con Inglaterra adelantada, el cuadro de Tite aprovechó para lucir su potencia y llegada en carrera.
Fernandinho la estrelló en el palo, Willian dio con la defensa y Paulinho se encontró con Hart, principal valedor de la igualdad en el marcador.
Un empate que estuvo a punto de romper Solanke en el minuto 89, pero el atacante inglés se sorprendió tanto como la parroquia brasileña de recibir libre de marca, que acabó desperdiciando la oportunidad.
Así fue que una Inglaterra mermada por las ausencias domó a la todapoderosa Brasil de Neymar, aspirante a coronorase en el Mundial de Rusia del próximo verano...