En un cruel territorio diluviado por las balas y las bombas, Haris tuvo que abandonar a su padre, abuela y tíos y escapar con su hermana y su madre hacia Suecia, aunque acabó por problemas en el visado en Dinamarca, donde sí encontraron una estabilidad soñada comparada al calvario del que procedían.
Casas de campaña, frío, hambre, vida nómada y fútbol. Esto último no faltó en la vida de Medunjanin, que se crió en la calle y que forma parte de su base de juego, como afirmó a 'Inquirer': "Jugábamos todos los días en la calle. Aprendes a jugar rápido en espacios pequeños y sabes a dónde pasar el balón cuando lo recibes. Aprendes de todo en la calle".
Tras encontrar un orden en Dinamarca, acabaron mudándose a Holanda junto a su padre. La familia por fin estaba unida después del conflicto armado de su país natal, aunque la sonrisa en el rostro de Haris se borró rápidamente con su muerte en Bosnia por una enfermedad que padecía.
Con esa base forjada en la calle, en los Países Bajos estuvo defendiendo los colores del AZ Alkmaar, aunque no fue el único equipo en el que repartió su juego: Valladolid, Deportivo, Maccabi Tel Aviv, Gaziantepspor y Philadelphia Union también fueron testigos de la magia del bosnio.
Por los Mundiales también se pudo presenciar a un combinado muy ilusionado y con nombres propios, como el de Edin Zeko y del mismo Haris, que jugó con el combinado tulipán en su etapa Sub 21. Finalmente, se decantó por el patriotismo y defendió con el brazalete de capitán a su país por primera vez en el Mundial de Brasil, aunque con poca fortuna. Encuadrados en el grupo junto a Argentina, cayeron ante el combinado de Messi y el de Nigeria, si bien pudieron festejar su primera victoria en la fase final de la máxima competición futbolística al vencer a Irán.
La felicidad aún no ha vuelto a Bosnia después de la guerra, pero sin duda el fútbol ayuda a esbozar felicidad en las caras de los compatriotas de Haris Medunjanin, que se olvidan de lo vivido durante tantos años gracias a un balón, un rectángulo y veintidós personas. El fútbol es vida en Bosnia.