Este Barça está hecho de otra pasta. Normalmente, hubiera desconectado en Anoeta tras verse abajo por 2-0 en el marcador. Le sucedió a Luis Enrique, le pasó a Martino y Vilanova y le ocurrió hasta a Guardiola. Ninguno de los más exitosos técnicos de la historia reciente del Barcelona supieron ganar en Anoeta, algo que Valverde ha logrado a la primera.
El Barcelona no fue esta vez el de las grandes ocasiones. Al menos en la primera mitad. Los azulgranas comenzaron como siempre en San Sebastián, tal vez todavía aquejados del maleficio que les perseguía desde hace años en el templo donostiarra. Sufrirían mucho, pero acabarían desquitándose en una segunda parte que les confirmó como el mejor equipo del momento en Europa.
No funcionó esta vez la estrategia de contemporizar. Valverde apostó por André Gomes y reservó a Iniesta y el mayor sacrificio defensivo del portugués no terminó por aparecer. El ex del Valencia volvió a las andadas y mostró su peor versión ante la Real. Hubo quienes confiaron en una resurrección después de sus últimos partidos, pero seguro que el choque ante los realistas les ha quitado para siempre la idea de la cabeza.
Para colmo, Rakitic, uno de los jugadores fiables por anotonomasia en el Barça, tampoco se encontraba y Busquets no lograba distribuir el juego con soltura ante la presión adelantada diseñada por Eusebio durante la semana. El centro del campo del Barcelona era un caos y así lo más normal era que la Real Sociedad se adelantara tarde o temprano.
Los donostiarras usaron la táctica más rudimentaria para lograrlo. Machacaron una y otra vez por una banda derecha en la que Jordi Alba no obtuvo ayudas de André Gomes y, al enésimo centro, Willian José demostró su inteligencia y sorprendió a Vermaelen y Sergi Roberto para cabecear el 1-0 a la red. Otra vez Willian José, otra vez de cabeza y otra vez en Anoeta.
El tanto narcotizó a un Barcelona que se sorprendió de no tener ya no el control, que no lo tuvo en toda la primera mitad, sino tampoco del esférico. La Real Sociedad mereció pronto un 2-0 que González González le arrebató señalando una falta inexistente sobre Rakitic, pero la insistencia local acabó por surtir efecto con el 2-0. Canales se vistió de Messi, Juanmi de Suárez y Sergi Roberto ayudó al gol realista al desviar el tiro del ex del Málaga.
Siempre Paulinho.
Eran los peores minutos del Barcelona no sólo en el partido, sino también en lo que va de año... y hasta en toda la presente temporada. Nunca en esta 2017-18 se había visto dos goles por debajo en el marcador el equipo azulgrana, pero en Anoeta demostraría que también iba a ser capaz de salvar la papeleta.
Ausente Messi por incomparecencia en la primera parte, las miradas se dirigían a Suárez y el uruguayo no falló. Se inventó un gran desmarque y le regaló el 2-1 a Paulinho poco después del segundo tanto de la Real. La rapidez con la que los azulgranas se sobrepusieron al mazazo sería clave para que se llevaran los tres puntos.
Tras el descanso y ya con el diluvio universal instalado en Anoeta, el partido fue otro. El Barcelona dejó ver poco a poco su superioridad física e incluso con el 2-1 en el marcador se veía que los de Valverde se iban a llevar el partido. La Real Sociedad cambió el plan y renunció al balón y el Barça recibió ese empuje definitivo que necesitaba para creer en sí mismo.
Pronto, los azulgranas recibirían un nuevo impulso con el tanto del empate, anotado por Suárez en un golpeo espectacular. Sergi Roberto imaginó la cabalgada del Bernabéu y se la regaló a Messi, que abrió hacia Suárez como acostumbra. El uruguayo, en lugar de buscar la potencia, se inventó un toque sutil a la escuadra de Rulli que dejó con el molde a la Real Sociedad.
Porque los de Eusebio no volvieron a ser el mismo equipo tras el empate. Los minutos caían como una losa sobre los realistas y la calidad del Barcelona acabaría por hacerse hueco, especialmente tras un error grosero de la zaga local, que permitió que un despeje de Vermaelen se convirtiera en una asistencia para el 2-3 de Suárez.
Ni City, ni Bayern, ni PSG...
Con el partido encarrilado, Messi dejó su huella en el choque con un lanzamiento de falta inmaculado en el que Rulli pudo hacer bastante más. Fueron los fuegos de artificio de un Barcelona que festejó en San Sebastián y se convirtió en el líder más sólido de Europa.
Los de Valverde no sólo ganaron por primera vez en once años en Anoeta, sino que remontaron por primera vez en casi 90 años en San Sebastián y levantaron dos goles en Liga después de cuatro años, habiéndolo logrado por última vez en Villarreal, en aquel 2-3 emotivo por el fallecimiento de Tito Vilanova en el que Messi se empeñó en reenganchar al Barça a la Liga.
Un aluvión de récords que se quedan escasos para alabar a este Barcelona, que es a día de hoy una máquina de ganar partidos prácticamente indestructible. Que se lo digan a la Real.