En un derbi de difícil digestión, con dos equipos que tienen más problemas que fútbol y un contexto que tampoco invitaba a la fiesta, bastó con las apariciones de Maxi Gómez y Lucas Pérez para dar algo de color a un partido que ni siquiera brilló por la intensidad que venía ofreciendo 'O noso derbi' en estos últimos años.
Llegaba el Deportivo a Balaídos en plena peregrinación hacia Segunda tras consumar su descenso hace una semana. El ánimo no era el mejor, pero el derbi gallego ofrecía un bonito colchón para acomodar mejor el golpe, sobre todo para la afición. El mejor regalo posible ante la inminente despedida de Primera. El Celta, en cambio, intentaba mantener Europa a la vista sin Aspas en el campo y con Unzúe en la puerta de salida.
Pero cuando los de Seedorf se dieron cuenta de todo eso, el Celta ya mandaba en el marcador. Salió mejor el equipo de Unzúe, que encontró pronto el gol y amenazó con goleada ante las concesiones del Deportivo. Un error de bulto de Rubén permitió a Maxi Gómez pescar un balón suelto y peinar a placer para marcar el primero. En eso de pescar en el área, pocos como el uruguayo en esta Liga.
Tardó tanto en reaccionar el Deportivo, que con Aspas en el campo la cosa habría tornado en tragedia. Pero sin el de Moaña su equipo pierde garra, agresividad, y sobre todo talento. Tuvo Maxi el 2-0, pero dejó toda la resolución en el regate y se perdió rematando al bulto que le presentó Rubén delante.
Lucas terminó de alejar Europa
Ya los minutos finales de la primera parte fueron un aviso de que el Deportivo había comparecido en el partido. Saques de esquina consecutivos, una buena parada de Sergio a Guilherme y mayor control de la pelota. El arreón tuvo continuidad en la segunda mitad ante la tranquilidad de un Celta que disfrazó su desdén con el traje de equipo agazapado a la contra. Nunca encontró salida con facilidad y apostó por narcotizar un encuentro que tampoco necesitaba mucha ayuda para estarlo.
El banquillo del Celta no ofreció mucho, pero dejó alguna que otra imagen que hace dudar del estado del plantel para con su entrenador. Por contra, Seedorf metió pólvora y con ella acabó encontrando el fogonazo necesario para empatar. En el añadido, con una bajada perfecta de Andone en el área pequeña que permitió a Lucas fusilar a Sergio y besarse el escudo ante la grada local.
El conato de incendio se quedó en eso, un conato. Aspas lo hizo en Riazor y Lucas quiso devolver el gesto. Sin más. El Deportivo tuvo la victoria en un testarazo desviado de Albentosa. Por ganas mereció más, pero volvió a evidenciar la falta de pegada que le ha mandado a Segunda. Esta vez ante un Celta que se ha terminado deshaciendo por la ausencia de Aspas justo cuando las puertas de Europa más se habían abierto.