La afición del Celta vivió uno de los peores partidos de su equipo en Balaídos. Los de Unzué no pasaron del empate a cero contra el colista, el Málaga de José González, que gozó de alguna que otra ocasión para regresar con los tres puntos a casa.
La actuación de Roberto en la portería blanquiazul fue otra razón de peso para que la hinchada celeste despidiese entre pitos a los suyos, que perdieron una oportunidad de oro para montarse en el tren europeo.
Este sonido de viento no sentó nada bien al capitán Mallo, que respondió así en zona mixta: "Me toca los huevos cuando escucho silbidos. Somos un grupo de chavales, muchos de aquí. Si fuéramos perfectos estaríamos en el Barcelona o en el Bayern Múnich".
El lateral del Celta quiso restar importancia añadiendo que solo silbó una minoría: "Los que pitan son cuatro gatos y seguiremos trabajando para cambiar la situación y contentar a la mayoría de los aficionados".