Que lo importante es la final de Kiev lo sabe el Madrid desde que perdió ante el Barcelona en el Bernabéu y entendió que la Liga no era batalla para este año. En ese contexto, el partido del Estadio de La Cerámica no fue más que una prueba de ritmo para la final ante el Liverpool y un digno final en clave castellonense.
Los de Calleja dieron la cara, repartieron oportunidades y confirmaron que hay bloque para seguir creciendo pasito a pasito la próxima temporada. Tuvieron que aguantar el chaparrón de la primera parte, en la que los blancos impusieron su modo Champions.
Movilidad, velocidad, toque, pegada. Zidane, portero aparte, sacó un once muy parecido al que viene rumiando para Kiev. Y mientras fue prueba, la imagen fue buena. Cuando el partido ya se convirtió en un dejar pasar el tiempo sin que nadie se hiciera daño, volvió la imagen que tantas veces se ha visto en esta Liga.
Luca Zidane, que debutó en partido oficial con el Real Madrid, vivió una primera mitad bastante plácida. Todo lo contrario que un Andrés Fernández al que se le acumuló el trabajo. Salvó lo que pudo, pero Bale y Cristiano lograron perforar la portería y subir el 0-2 al marcador. El galés volvió a marcar para seguir complicándole la papeleta a Zidane a la hora de decidir el once de Kiev.
En cuanto a Cristiano, despidió el curso con un buen testarazo tras otro excelso centro de Marcelo con el exterior. Estuvo juguetón el brasileño durante todo el partido, para lo bueno y para lo malo. Lo bueno se vio en la primera parte, lo malo se dejó ver en la segunda.
Paró el crono el Madrid en el 0-2 y tras el descanso salió un equipo bien distinto. Se había terminado la prueba, ahora tocaba no arriesgar y poner todos los sentidos en la final de la Champions que espera en siete días. Cristiano y Modric se fueron al banquillo, Carvajal aguantó los 90 minutos, Marcelo sesteó sin preocuparse mucho de su espalda y las disputas empezaron a caer del lado amarillo.
Descubrió el Villarreal que el Madrid no estaba por la labor y se lanzó a morderle en la salida. Como el que no quiere comerse un donut de chocolate después de haberse puesto el traje para la boda, los blancos desestimaron la lucha. Así llegó el gol de Roger Martínez y posteriormente el de Castillejo.
Dos remates de Benzema fueron la única presencia madridista en el área rival entre el descanso y el 2-2. Después tuvo Lucas el 2-3 en un arreón de esos en los que el orgullo te hace olvidar lo que tienes por delante. No llegó la victoria, se mantuvo el empate y el equipo llegará indemne a Kiev.
El Villarreal se fue con el gustazo de sacarle un punto al Madrid ante su gente, como guinda a un año complicado en el que se volvió a cumplir con el objetivo. Un proyecto maduro que sigue creciendo a su ritmo. Más arrítmica ha sido la temporada de un Real Madrid que lo puso todo en la carta de la Champions. La primera mitad evidencia que llega preparado. Y encima tiene a Cristiano, que hoy volvió a demostrar que su esguince es parte del pasado. Malas bazas no lleva a Kiev, aunque lo de Salah y la espalda de Marcelo promete darle trabajo extra a Casemiro y dolores de cabeza a Zidane. Aunque Klopp tampoco podrá dormir muy tranquilo...