Klopp ha diseñado un Liverpool que es una máquina de matar en el ataque, un conjunto inglés capaz de conquistar la gloria a base de goleadas históricas. Sin duda, el ataque 'red' es el mejor arma de este Liverpool.
La principal virtud, por encima de todas, de ese Liverpool de Klopp. Presionar, robar, correr y golear es la seña de identidad de este equipo, diseñado para matar. Firmino y Mané son los guardaespaldas del asesino Salah, hombre que ya ha escrito su nombre en la historia de la Premier.
La dupla Firmino-Mané encaja a la perfección con un Salah todopoderoso en área rival, pero no solo de asistencias vive la pareja 'red'. El brasileño acumula en Champions diez goles y nueve asistencias; el senegalés, por su parte, nueve goles y una asistencia; mientras que el egipcio también lleva diez goles y cuatro asistencias en la competición de las estrellas, siendo 'Pichichi' de Premier con 31 goles.
Los tres ocupan el segundo, tercer y cuarto puesto de los máximo anotadores de la competición de las estrellas, solo por debajo del delantero portugués del Real Madrid Cristiano Ronaldo, con 15 goles a sus espaldas.
Pero no solo es ataque este Liverpool, la llegada de Van Dijk a la defensa ha sido un alivio para los ingleses, cortando de raíz una sangría de goles en contra que era la pesadilla de cada curso. El central lidera una zaga que ha dejado la portería a cero 10 veces en 21 partidos.
No todo lo que brilla es oro
Eso sí, igual que virtudes, también tiene defectos este (casi) perfecto Liverpool de Klopp y el primero empieza en la portería. Karius o Mignolet, Mignolet o Karius. Da igual, los tres palos 'reds', sin duda, son el punto negativo de este equipo.
Da igual quien esté bajo palos, si Mignolet o Karius, el porcentaje de acierto va a ser igualmente muy bajo. Un desceso de calidad en la portería respecto al ataque que también se deja ver en la zaga, pese a que Van Dijk se encuentre dirigiendo la batuta en la última línea.
Sí, es cierto que el neerlandés ha impuesto su jerarquía en la zaga inglesa, pero él solo no puede con una zaga que, en ciertas ocasiones, es un coladero dispuesto a meter en apuros al equipo. No hay más que echar la vista atrás hasta la vuelta de las semifinales de Champions contra la Roma.